El reptar de la vermis
Te di aviso de la negrura de la razón,
Engendrando los versos de la residencia.
Guiñando en grado el ojo a la niebla.
Arañando las paredes de la relación que abisma
Que ciñe gutural los lamentos de la vermis,
Arrastrándose ligera en la insípida amargura.
El descontento que tañe a la verdad,
Desconocimiento de la sincronía mineral,
Profundas alamedas donde pasan los tiempos.
Y allí es donde doy vuelta a la mirada,
Perdiendo en mí la ilusión de seguir siendo,
Minando donde el organismo subyace en sí…
La helada agua donde ahogue mi angustia,
Retorna en la locura de la vida,
Descontento menester contra el ser mismo.
Dirigiendo la plegaria en el manantial en flujo,
Triste corazonada que no se materializa,
Y que en coartada, abandona sus pilares,
Abriéndose paso en la jungla monstruosa
Plagada de insectos y sanguijuelas,
Tragando a dolores nuestros productos.
Aves desplumadas que queman los errores
En las alturas cerca de la última mirada,
Donde diremos adiós mientras no lloramos más
Alejando la vista por encima de nuestras cabezas
Dejando atrás el caparazón pastoso
Inmundo y que lento se arrastraba morbosamente
Trepidando en su periferia, embarrando de desperdicio
La consecuencia de su última morada,
Elevándose entre la decadencia y su excremento
Mientras solidariza su tendencia antipática
Al vuelo libre de la mariposa que sonríe,
Imaginando la pulcrosidad de su contexto,
Mientras sola se entierra hasta el cuello
En lo compreso del sitio de los idiotas.
De donde se escapan sustancias,
Que consideraremos como circunstancias.
Triste mundo ahogado en su reptar,
Místico planisferio lleno de baches,
Donde el último paraje lejano,
Es la tristeza donde supraexiste
el grito silente del suelo sonriente,
que clarifica el grito críptico de la vermis,
dulce y mística vermis, apoyando su hombro
en su solitaria existencia de arenas,
de visión: oscura y decadente: pero siempre verdadera
Cleptómano
Para Mely
Con los ojos de un ángel que llora,
Sufriste mientras me alejaba a distancia.
Minando en tu propia lástima,
Qué repulsión me generaste.
Alicaídos son tus pasos
Mientras jadeas con un nudo en la garganta,
Al eco de mis sombras,
Reptando cerca de tu cuello aroma tuyo perfumado,
Con olor a traición.
Acerco mis labios a los tuyos
Mientras sacrifico la última de mis sonrisas,
Viéndote callar y temblar,
Al sonar ligero de mi corazón excitado.
Tus ojos se humedecen
Mientras mis manos falsas te acariciaron.
Mis palabras retumbaron paredes
Dentro de la construcción fantasiosa
De un murmullo que se disuelve
Junto con mi presencia
En la privacidad de mi conciencia.
Y llena de oscilaciones,
Asida a lo sepulcral de mis promesas,
Sacrificas las últimas luces de gloria
Por ver una nueva lluvia hueca
A mi lado mientras yo envejezco
Y tú desvaneces el sudor de tu juventud,
Que aún se encuentra en tus lagrimosos ojos.
No llores más que te necesito,
¡Dónde he de encontrar un asilo tan melancólico
Como el cruce de tus sentimientos!
Siempre violentando ligeros mi cuerpo
De la forma en que tú solamente sabes.
Ahogando en quimeras mi dogma,
Mientras arranco de tu aliento
El soplo con el que desesperada me amas,
Mientras yo lamento
El hecho del saber que yo también te amo.
El tren pasajero
Estremeciéndose la fría irrealidad,
Suspira en silencio a solas.
Los sonidos de fuera omnisciosos
Transgreden mi fino oído.
Royendo al tacto mi víscera realidad.
Golpeándome de pecho contra la fantasía,
Las entrañas en su cabeza transformándome.
La causa de un tedioso caminar estático
¡Regurgita!
Desde el intestino de mi alteridad
Líquidas letras que se escuchan solitarias,
Mientras lágrimas obtusas
Menean las ondas que percibo cuando callo.
Hoyos dialécticos que emergen miméticos
En la grandiosidad de la vivencialidad:
Mecanismo de mi neutralidad inmanente
Sueño entre las hojas
Suspiran los vientos asolados desde el norte,
Amansando en silencio el oleaje de mi océano
Buscando besarme los nervios, cayendo inerte
Cuando el día y la nube dudan del milagro de la herida.
Y en el yerto horizonte que se abraza a mis sueños,
Que palidecen mientras obligan la pestaña abrir,
Quemando el disfraz que nos oculta cuando miramos,
Jugando con el miedo dentro de un triángulo de voluntad:
Buscarse, encontrarse, reinventarse.
…Se disipan en la distancia cercana a la lejanía
Los vivos sueños del lamento: sueño muerto.
Lagrimas de antaño
Debajo de los ojos ausentes de su mirada,
Abriendo las puertas a discreción de la visita.
Engendrando hediondas suertes de llamada,
Ocasos y crepúsculos donde se fabrican nostalgias.
Haciendo el aseo personal viendo la noche,
Mientras me oscurezco postrado.
Inerte el movimiento de mis almas,
Mis espíritus llenos de sucesos:
existo sin tu flujo.
Recordando lágrimas de antaño
Tracé las paredes que me aprisionaron.
Esas que incesantes te renombraron
Lagrimas de antaño, jugando a ser nuevas
Olvidando la daga en pecho
Olvidando el verdugo de mis ojos.
¡Suenan los nombres a tu sólida majestuosidad!
¡Qué miedo me da pensarte!
¡Qué miedo siquiera mencionarte!
¡No hay más pena que me sonría equívoca!
No lagrimes de antaño,
que fría en la mente ya te hayas
Lamento en otoño
Agazapado en el claustro de las sombras,
Encadenando mi pensamiento a la memoria,
Vivo en la última de mis palabras,
Existo por que la eternidad me ha nombrado.
Mis místicas presencias me suturan
Escribo el nexo de mi cadencia
Bailando al compas del latir del mundo.
Un mundo delator lleno de nombres.
La muerte de un enemigo
En los nombres encuentro paz que ciega.
Vomitando sin dirección en los anaqueles de mi vida
Mientras cobijo el florecer de mis espectros,
Correteando tras el meridiano último, invernal,
Del último ciclo de mi antigua vida.
Oblicuas muestras de supervivencia,
En la tumba de mi antiguo yo que descontinúa.
Serrando los engranes
El alcohol recorre las paredes de esta habitación.
Un leve tenue de mi agónica poquedad,
cual se envina en la estancia,
en mi morada cálida y solitaria,
donde suda sobre la memoria
un adorable recuerdo de antaño
menesteroso.
Mi almohada muestra insípida los hígados de mi mente.
Calurosas sombras invaden y flotan en soledad,
Mientras mis brazos se abren a un nuevo saludo
llenando el pulcro de noch
es con ansias.
He olvidado a destiempos,
El claro-oscuro de la reticencia obligada,
Y recordé impaciente la tragedia por la que le ato
¿Y qué parte en la vida no me fue tragedia?
Y en mi tragedia versifico la razón del deseo
y asesino su maldita tradición
creando cultos nuevos a su críptica figura,
hembra llena de sequedad y enferma de desenfreno
Ahora lucero tenue que desenvaina
su enorme guadaña en mi espalda.
Ahogándome en silencio entre sus manos
he logrado mirar dentro de mis ojos
descubriendo las vendas que cegaban mi arbitrio.
Nuevamente soy libre para el error,
y corro a retenerme entre sus brazos
sin miedo y con estupidez, serrando los engranes
que me hacen moverme junto a ella.
Mi libertad controlada.
La cárcel más tentadora en mi vida.
En sus sombras
En sus sombras cobijar el miedo a la oquedad
En sus sombras sentarme solitario
Amando al espectro que me obliga a hacerlo,
Espectro que merecía hacia tiempo atrás merecer.
La vermis
Pulcra de pensamiento cual posee,
Inmensos los fangos donde trepida,
Ensamblando sombras que le recuerdan,
La existencia mientras suspira
Mientras maleable se adapta a su castigo.
Roída de su rostro, miserable se encuentra.
Murmurando entre las esquinas sinuosas.
Pordiosera su idea que en silencio conspira,
Engañando el pasar fútil de los días.
Mientras maleable se adapta a su castigo.
Con la vergüenza en sus criptas,
Aúlla descansando su cuello a la elipsis.
Mientras la oscuridad le repugna
Por la necesidad de estar inmerso en ella
Y silencia su voz temerosa de su ineptitud.
En un día deslucido donde nunca berrea.
Posee los nombres del augurio,
Aclamando en los cielos el paso.
Mientras maleable se adapta a su castigo
Trayecta donde nunca arrima el desconcierto,
La ingenua verdad que se carga en acrobacia.
Mientras maleable se adapta a su castigo